FRANCOS LANGES STERBEN

Jose Manuel López de Abiada
catedratico de la universidad Berna

Francos langes Sterben. Chiffrierte Briefe aus der Diktatur,
novela del escritor suizo Serge Ehrensperger

aparecida en 1987, ha tenido una recepción tarda. Las razones tienen fácil explicación.
1. se publicó casi diez años después de que el autor la concluyera debido a que su contenido no coincidía con las expectativas de los editores, que hubiesen preferido una novela política o incluso un politthriller. 2. cuando por fin apareció, Franco hacía 12 años que había muerto, por lo que el tema del franquismo ya no interesaba a un público de lengua alemana. Cierto es que aún quedaban vestigios visibles de la dictadura un puñado de fieles incombustibles, una iconología pintoresca y una memoria cada vez borrosa, pero también es verdad que el número de quienes se consideraban herederos del franquismo era muy escaso. Ni si quiera la derecha española ni el Ejército se proclamaban franquistas. No se equivocaba el nieto mayor del finado general cuando proclamaba en un programa televisivo en la ocasión del 20 aniversario de la muerte de so abuelo que el franquismo desapareció con Franco.
Por otro lado, la trama de la obra tampoco esta armada para apasionar al gran público lector. Es la historia de Stefan Häggli, un empleado de unos cuarenta años, de la embajada suiza de Madrid, a quien le es encomendado un curso en la universidad sobre Verfassungskunde. Corren tiempos difíciles y los acontecimientos son sumamente serios: protestas estudiantiles, atentados terroristas de la banda separatista ETA, represión estatal, sañuda persecución de la oposición política declarada illegal, ejecuciones de extremistas y miedo vor Spitzeln und Denunzianten. La universidad está en manos de un Lehrkörper fascista que desconfia de Häggli, cuyo curso es pronto cancelado. Fuera el circulo universitario y laboral, el demócrata suizo divido su tiempo entre la enfermera – y “Anarchistin der Liebe” – Soledad y Olimpia, la esposa española de un industrial alemán, frecuenta asiduamente bares y Pubs, asiste a veladas de la Grossbougeoisie reaccionarias y a clubs no siempre exquisitas de la “verfaulten Madrider Welt“. El final de Häggli tampoco es heroico: muere bajo las balas de la policía en una Einbahnstrasse, en la que había penetrado borracho por la mano errada.
L relectura a casi diez años de su aparición, Francos langes Sterben me ha confirmado en mi convencimiento: se trata de una novela que supo plasmar, mediante al recurso a un logrado lenguaje a la vez artistico y lúdico y una cruda presentación del erotismo y la sexualidad, los aspectos más sombríos de una realidad infame y humillante de la grotesca agonía de la dictadura franquista. Y sin embargo, aunque el compromiso del autor sea transparente. no es una novela política, sino una obra rapsódica de alta expresividad y gran fuerza lingüística. A estos elementos se aúnan una prosa narrativa transida por lo fantástico, un casi continuo y colorido sucederse raudas imágenes, ocurrencias inesperadas y visiones apocalípticas, un trepidante y estremecido oscilar entre sueño y realidad y un buen dosificado ritmo. Eso son sin dudo los principales valores de la novela.
Sin embargo, precisamente esos valores pasaron desapercibidos a los editores que, considerando erróneamente que se trataba de un libro sobre la agonía de Franco, preferían una obra mas realista y de escenarios menos mundanos y marcados por las opiniones del autor. Quienes así pensaban, no tenían en cuento el subtitulo – “Chiffrierte Briefe aus der Diktatur” -, y daban además muestra de una escasa disposición de lector cómplice: descifrar –leer – equivale aquí situarse en un mundo ajeno y, desde dentro descubrir ciertos mecanismos de un estado totalitario y una sociedad que, sin embargo, difería en muchos aspectos de las demás sociedades europeas occidentales; por el contrario, en otro se revelaba una sociedad que aún arrastraba los latres de los siglos pasados, colocado con un pie firmemente en la tradición y con el otro en la modernidad.
Mas aquí radican de nuevo otros de los aciertos de Ehrensperger: su novela es, efectivamente, comprometida y condena sin ambajaes la grotesca realidad del franquismo, pero sin sacrificar la polivalencia por ello o dar preferencia a significados prioritarios. Y a la vez se privilegia claramente la información contextual, se muestra con nitidez el marco ideológico que estructura la realidad circundante y subraya una percepción de la realidad muy selectiva y personal, pero por encima de ello están el ritmo narrativo, el virtuosismo verbal, la ironía y la capacidad evocativa, comunicativa y emotiva. Y por encima de ello, la novela pone al descubierto una sociedad que ha sufrido en las últimas décadas profundos cambios económicos y sociales, por lo que las estructuras políticas de la dictadura ya resultaban obsoletas mucho antes de la muerte del dictador. Ahí está otro, precisamente, de los aciertos de la novela: en el mostrar que en esa sociedad el pasaje de la dictadura a una democracia parlamentaria similar a las de las demás naciones de la Europa occidental se vislumbraba como un proceso natural. Así se explica que el miedo a la dictadura fuera escasamente percibido por la mayoría de los españoles, que al desconocer la realidad de las persecuciones y las torturas de los que se oponían regímen consideraban que el franquismo era un mal menor, y la dictadura una infamia inventada por comunistas, masones, protestantes y extranjeros envidiosos.